Un estudio atribuye al lúpulo de propiedades preventivas de
enfermedades relacionadas con el envejecimiento
El lúpulo, uno de los ingredientes fundamentales de la
cerveza, bebida rica en antioxidantes, puede influir positivamente en los
parámetros sanguíneos del metabolismo oxidativo, evitando la oxidación de las
células. Además, se ha comprobado que este ingrediente, cuya producción
nacional aglutina la provincia de León, también puede tener relación en algunos
parámetros de riesgo cardiovascular, ya que puede disminuir los niveles de
colesterol total y triglicéridos.
Éstas son algunas de las principales conclusiones del
trabajo de investigación ‘El lúpulo contenido en la cerveza, su efecto
antioxidante en un grupo controlado de población’, presentado en Zamora y
desarrollado por la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la
Alimentación (Sedca) y por la Facultad de Medicina de la Universidad de
Valencia. El lúpulo es uno de los ingredientes imprescindibles en la
elaboración de cerveza, que le confiere su característico sabor amargo y, junto
con el agua y la cebada malteada, forma la base del mosto que, una vez
fermentado, se convertirá en cerveza. De hecho, la cerveza es el único producto
alimentario que utiliza el lúpulo en su elaboración.
Desde la antigüedad, se ha empleado en la medicina
tradicional para tratar distintas dolencias y enfermedades por su acción antibacteriana, su actividad anti-inflamatoria y sus propiedades sedantes y diuréticas.
Además, se ha comprobado recientemente que el lúpulo es rico en polifenoles, unos antioxidantes naturales muy potentes que
protegen frente a la acción perjudicial de los radicales libres.
La investigación ha sido realizada en un grupo
dietéticamente controlado, formado por monjas de clausura de edad avanzada, al
que se administró cerveza sin alcohol. El objetivo del estudio fue analizar la
relación entre el consumo de una bebida rica en compuestos antioxidantes y los
parámetros sanguíneos del metabolismo oxidativo y su relación con el
metabolismo lipídico y los parámetros de inflamación.
Según los resultados, tras la ingesta de cantidades
moderadas de este tipo de cerveza, se observó una modificación positiva, puesto
que disminuyó el daño oxidativo y aumentó la defensa antioxidante. Asimismo, se
redujeron los niveles de colesterol total y Lipoproteina de Baja Densidad (LDL)
oxidada, siendo éstos unos de los principales factores de riesgo de las
enfermedades cardiovasculares y en los procesos de inflamación.
El profesor Jesús Román Martínez, presidente de la Sociedad
Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, afirmó que la cerveza
tiene una capacidad antioxidante “global significativa”, ya que posee “valores
similares a otras bebidas alcohólicas” como el vino y no alcohólicas como el
mosto. De los estudios realizados se desprende que el tipo de cerveza “no
influye en el poder antioxidante de las cervezas negras, rubias y sin alcohol
ya que poseen valores similares”.
Tras el consumo de cerveza sin alcohol, se observó una
disminución en los parámetros marcadores y en el daño oxidativo y un aumento en
la defensa antioxidante, implicaciones importantes en las enfermedades
cardiovasculares. Además, se determinaron los niveles de triglicéridos,
colesterol total, HDL colesterol, LDL colesterol y LDL oxidada y se comprobó
una disminución de las LDL oxidadas en un ocho por ciento. Este dato podría
indicar que la cerveza podría proteger a las LDL de su oxidación, lo que puede
tener un gran interés dado que esta lipoproteína es un importante factor de
riesgo en los procesos ateroscleróticos.
En lo que respecta a los parámetros de los marcadores de
inflamación, se observó que el lúpulo disminuye los niveles de proteína C
reactiva, interleukina-6 y la fracción C3 del complemento. Dichos parámetros
aumentan en una respuesta inflamatoria, como ocurre en la enfermedad
cardiovascular. De hecho, se considera que la proteína C reactiva determina el
riesgo de cardiopatía.
Muchos científicos consideran que un nivel alto de proteína
C reactiva es un factor de riesgo positivo para una cardiopatía. Sin embargo,
factores como la edad, el tabaquismo, el sexo, la menopausia y las enfermedades
agudas aumentan los niveles de dicha proteína, por lo que todos estos factores
deben de tenerse en consideración en cada individuo.
Las sustancias con actividad antioxidante presentes en la
cerveza provienen principalmente de las materias primas empleadas en su
elaboración. Concretamente, los polifenoles
de la cerveza proceden esencialmente de la cáscara de la cebada y del
lúpulo, y las melanoidinas proceden
del malteado. Igualmente, hay que destacar otros componentes que directa o
indirectamente contribuyen a esta actividad antioxidante, como determinados carbohidratos que actúan
como azúcares reductores y ejercen una actividad antioxidante, al menos desde
un punto de vista químico, y vitaminas
del grupo B y ácido fólico, que proceden de la malta y cuya concentración
suele aumentar durante la germinación de la cebada.
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(www.nutricion.org; www.abc.es)
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